Un intermediario del comercio me dijo hace años: "si
quieres ganar dinero, compra a kilos y vende a gramos". Parece que los
dirigentes de la sanidad piensan igual. El nefasto Josep Prat i Domenech (lo recuerdan?) desde su presidencia en el ICS lo
intentó con su propia empresa que, no lo olvidemos, era y es una empresa pública, quiso fragmentarlo en consorcios (personificación jurídica mucho menos exigente en el control del dinero público) de menor tamaño y venderlos a
entidades privadas. En Lleida tuvo su Waterloo, buena parte de la ciudadanía
salió a la calle para defender la empresa ICS de sus propios gestores, la veían
mucho más próximo a una sanidad pública que lo que pretendían imponer.
La idea sigue viva, desde hace unos años la aplican a la
atención primaria (AP). La fórmula es sencilla, se delimita un colectivo de la
población apetecible para cierto sector privado, se incentiva (positiva y
negativamente) a los profesionales de la AP a registrar informáticamente y de
forma exhaustiva todas las actuaciones realizadas sobre dicho colectivo lo que permite tasar muy ajustadamente el costo sanitario de cada paciente; se les
"empaqueta" y "etiqueta" con un nombre: pacientes PADES o ATDOM
o PCC; se saca a concurso la asistencia a ese "paquete" en el
"mercado de proveedores sanitarios" y automáticamente, por ley, el ICS no puede concursar por ser instrumento propio del CatSalut.
Una vez en manos de la empresa que ganadora pueden pasar dos
cosas: primera, los ciudadanos afectados serán visitados por profesionales de
dicha empresa y pierden contacto con los que les han visitado desde hace años. Hoy
día hablamos de pacientes mayores, frágiles y complejos por múltiples factores en
su inmensa mayoría. Segundo, lo ideal para dicha empresa, que se haga el
contrato del servicio y cobre aquella empresa, pero que el mayor peso del
trabajo siga recayendo sobre el personal del CAP, es decir la AP, eso sí, sin
los recursos que se lleva aquella empresa.
En diversas zonas del entorno de Barcelona ya se ha hecho
esta maniobra con algún colectivo de ciudadanos (el dos Vallesos, l'Hospitalet
, Sarrià...), ganados por la misma entidad privada.
Muchos pacientes sienten que su doctora o enfermera de
siempre les deja en los últimos momentos de su vida y lo manifiestan con amargura.
La AP pierde uno de sus rasgos más importantes: la longitudinalidad de la asistencia,
hasta el final, lo que suele aportar calidad y calidez a la atención prestada.
Los profesionales protestan pero ahogados por una gran sobrecarga bien
fomentada por los gestores y, en algunos centros, afectados por estrategias
organizativas que ya les iban desvinculando de algunos pacientes, acaban resignándose. Hay que recalcar que esas
estrategias son transmitidas y ejecutadas con empeño, presiones y más de un engaño por
los que antes fueron compañeros y ahora andan metidos en la gestión.
Unos pocos ganan, muchos pierden y a la AP la van reduciendo progresivamente,
tal vez nos dejen para urgencias, quizás
reediten una nueva "Beneficencia" ¿recuerdan? o simplemente la hagan
desaparecer, tal vez porque no somos un gran negocio privado, somos un buen
servicio público y molestamos en el mercadeo de la asistencia sanitaria, lo que prima es el negocio al estilo USA.
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